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  • Foto del escritorAndrés Bauzá

Paseando por la acera de enfrente de Wall Street

La acera de enfrente de Wall Street representa la que recorre un inversor retail en cualquier rincón del mundo en su primera aproximación al universo de la inversión. El paseo en el caso español suele comenzar en tu sucursal bancaria habitual, una vez ahorrado algo de dinero o en previsión de hacerlo, nada más lógico que acercarte a la entidad que custodia el mismo. La primera impresión acostumbra a ser decepcionante, la personalización de las necesidades brilla por su ausencia y sales con cierta sensación de que quieren endosarte un producto tipo, eso si, con las gráficas del backtest siempre apuntando al infinito.


Lo achacas a que la mala suerte te ha conducido hasta un interlocutor no válido o incluso que en la competencia podrías encontrar algo más adecuado. La acera es extensa pero afortunadamente las diferentes corporaciones bancarias se alinean a lo largo de la misma simplificando el trayecto. Tu rostro empalidece a medida que escuchas de manera monocorde los mismos discursos, diferentes productos, mismas sensaciones.

Llegas deprimido a casa y optas por hacer caso a la tradición familiar y ya que tienes abierta una cuenta vivienda ¿Por qué no dar el paso definitivo y pedir un crédito para la compra de un inmueble? Seguro que esta vez tienes más suerte y te ofrecen facilidades para cerrar la operación. O escéptico decides vivir la vida y los pocos eurillos que ahorras mantenerlos en tu cuenta corriente. O en el menor de los casos te interesas por conocer algo más ese mundillo que inicialmente te ha parecido tan opaco. Si acabas optando por investigar por tu cuenta se abre un apasionante viaje en el que las finanzas se entrelazan con la historia y psicología, una ciencia social donde el estudio del comportamiento humano es esencial para sobrevivir en un océano enigmático y caprichoso con las embarcaciones que se adentran en él.


Algunas de las conclusiones generales a las que he llegado después de años de navegación y que recordando el momento de zarpar no me eran entonces tan evidentes:


La inversión es un problema complejo formado por muchas variables y componentes que interactúan entre sí cambiando sus estados y provocando efectos que pueden en ocasiones hacer entrar el sistema en estados inestables o caóticos. Los mercados engañan, no hay evidencia científica de que se sigan un modelo determinado, el poder del azar basta para crear patrones que parecen predecibles y procesables. Un algoritmo explica sólo el pasado, para avanzar en un futuro incierto debemos equilibrarnos como un funambulista sobre un cable de acero, tan importantes como el conocimiento y la experiencia será aprovechar los desarrollos con espíritu creativo y sentido común.


Alrededor de la industria de la inversión se mueven miles de millones y tiene ramificaciones en diferentes sectores entre ellos el de la comunicación. Los humanos frente a la incertidumbre sucumbimos al sesgo de autoridad, en la toma de decisiones tendemos a sobreestimar la opinión de una persona que se considera que tiene autoridad sobre un tema determinado. De ahí que se hayan desplegado tal cantidad de relatos sustentando estilos de inversión. Ciertos asesores basándose en resultados positivos parciales de estrategias concretas nos harán creer que los gastos no tienen tanta relevancia en el rendimiento final pero si importan, y a largo plazo mucho, por el efecto del interés compuesto. Curiosamente es un factor en el que podemos influir de forma directa y de los menos tratados al analizar alternativas de inversión.


Cuando más compleja es una estrategia más depende de los detalles de implementación. En un juego donde no cometer grandes errores cuenta más que la cantidad de aciertos, la simplicidad es una ventaja a largo plazo al reducir el número de exposiciones al fallo humano o mecánico, estar pendiente con cierta periodicidad de la implementación real, evitará sustos y abandonos en el peor momento de estrategias que quizás solo requieran pequeños ajustes prácticos. Desconfiar de estrategias tipo “caja negra” donde la transparencia brilla por su ausencia, el motivo fundamental es que si los resultados no son los esperados no dispondremos de herramientas para comprender los motivos y navegaremos al son de justificaciones de las que desconocemos su validez. Conviene preparar con anticipación planes alternativos por si nos falla el principal basados en nuestra misma estrategia, incluso cierta diversificación desde el inicio puede reducir los efectos de que alguno de los pilares falle.


Debemos centrarnos en lo que podemos controlar, fundamentalmente nuestro proceso inversor y comportamiento, los buenos o malos resultados temporales no siempre son consecuencia de una toma de decisiones correcta o incorrecta. Con diferencia el aspecto que más influye en el éxito como inversor es el psicológico. La bolsa es un juego de anticipación, la emoción sobre lo que puede suceder es aún mayor que la de lo que acaba sucediendo. Sólo los que son capaces de domar sus emociones sobreviven. Evitar las emociones es una tarea utópica, siendo conscientes que éstas aparecerán ciertos hábitos antes de modificar las estrategias pueden ayudarnos a conseguir nuestros objetivos:

  • Prefijar los periodos de revisión de la cartera según unos criterios predeterminados.

  • Asumir la impredecibilidad del ciclo económico y ampliar el foco de estudio a cualquier fase del mismo, por extenso que sea el periodo.

  • Ser conscientes de los sesgos que engañan a nuestro cerebro, entre ellos los de recencia o disponibilidad que nos inclinan a los gestores/fondos/activos de moda por sus resultados más recientes.

  • Disponer de algún mecanismo sencillo que evite tomar decisiones impulsivas, por ejemplo leer detenidamente antes de realizar cualquier cambio las directrices que en momentos de calma redactamos para definir nuestra estrategia.

El factor Momentum y el factor Value son como el misterio de la Santa Trinidad, ambos funcionan aunque inicialmente puedan parecer opuestos, la clave está en el periodo de retorno, en el caso del Momentum más a corto plazo y en Value a medio/largo plazo. El factor más todo terreno es Quality. Aprovechar los nuevos instrumentos y herramientas de la industria nos puede facilitar nuestro proceso siempre que midamos bien el coste/beneficio. En cuanto a las tácticas para transformar nuestras carteras, soy partidario de diversificar entre clases de activos que nos permitan afrontar la diferentes fases del ciclo y rebalancear en pequeñas franjas, más por gestión del riesgo y mantener el equilibrio que por buscar un beneficio extra. Trend para estrategias mas centradas en crecimiento es un buen diseño de reducción de riesgo en los peores escenarios (sobre todo por momentum absoluto) pero ojo con las fases optimistas que pueden finalizar en un momentum crash. Dentro de los mercados el más especulativo es el de las divisas, normalmente relacionado con el mercado de renta fija, que es con diferencia el de mayor volumen en global. De ahí que las divisas más fuertes se revaloricen en los periodos de crisis cuando los bonos de sus gobiernos suelen actuar como reserva de valor.


Asumir la impredecibilidad del futuro ha sido la enseñanza más trascendente en todos estos años, la única certeza es la persistencia de los ciclos de la economía y que estos pueden ser de medio plazo o seculares. A un periodo de ralentización económica y falta de liquidez, suele seguir una bajada de tipos y aumento de la deuda, crecimiento económico y aumento de los precios, subida de tipos y disminución del crédito y de nuevo ralentización económica. En apariencia se intuye bastante previsible, sin embargo la complejidad es mucho mayor que la simple rotación de una ruleta alrededor de su eje. Para empezar las fases no tienen una duración predeterminada, pueden ser fugaces o extremadamente largas. Por si esa variante añadiese poca dificultad al inversor, el ciclo no se da siempre en el mismo sentido y puede rotar en cualquier momento y de manera brusca. Los 4 factores que más influyen en la valoración de los activos son (crecimiento/decrecimiento), (inflación/deflación), (subida o bajada de tipos de interés) y (liquidez o iliquidez del mercado).


A todas las combinaciones posibles debemos incluir que el inversor anticipa lo que podría suceder en el futuro con la información que posee y los diferentes incentivos de los actores en el mercado que afectan sustancialmente a las decisiones que adoptan. En definitiva una variabilidad tal de alternativas que nos imposibilitan obtener ventajas claras respecto al conjunto del mercado. La dificultad del reto incita a los inversores más inteligentes y vanidosos a intentar batirlo y sin darse cuenta se ven atrapados en una laboriosa tela de araña que con el paso del tiempo frustra sus ambiciones.


Con todos estos aspectos tratados muy presentes y teniendo claro que mi objetivo actual es obtener una rentabilidad razonable en periodos de entre 3 y 7 años, adopto una estrategia convexa basada en la asimetría entre las pérdidas asumidas y las posteriores capturas en las subidas de los mercados. Para ello la filosofía que más me convence es la diversificación estructural basada en las teorías de Harry Browne y los posteriores desarrollos de paridad de riesgo de Ray Dalio, partiendo de la Cartera Permanente y de la propia evolución de su autor, junto a las nuevas herramientas y trabajo del equipo de Dalio expondré un asset allocation con el que sentirse cómodo en cualquier circunstancia y fácilmente adaptable a las necesidades de otros inversores.


Las bases de la Cartera Permanente son la equiponderación por clases de activos que mejor se comportan en cada fase del ciclo económico (recesión-efectivo, crecimiento-renta variable, inflación-oro, deflación-bonos a largo plazo) hace que esta cartera sea estable, segura y rentable en casi cualquier coyuntura. Analicemos a partir de este diseño posibles modificaciones para lograr los objetivos propuestos:


Renta Variable.


El propio Browne insistió en que debería tener una volatilidad suficiente para compensar las posibles perdidas de las otras clases en determinados periodos, particularmente en aquellos en que aumenta la inflación pero no llega a descontrolarse, la Renta Fija y Oro podrían correlacionar y depender la rentabilidad de un comportamiento fuerte de las acciones. En algunos de sus libros recomendaba incluir acciones de pequeñas empresas, factor que actualmente no está tan claro que tenga el mismo potencial efecto ya que la dificultad de inversión entonces le confería un premium del que ahora no disponen.


Otra opción pasaba por incrementar ligeramente su peso, algo que incorpora en el asesoramiento al fondo PermanentPortfolio, dividiendo además la renta variable al 50% entre Reits/empresas ligadas a commodities y empresas de crecimiento, siendo precursor en alcanzar una ventaja por rebalanceo entre activos de renta variable con un comportamiento diferente, sobre todo en los malos momentos. Modelos posteriores, como por ejemplo las carteras tipo Golden Butterfly, siguen este patrón. Es suficiente una cierta descorrelación entre clases de activos para obtener un beneficio en términos de rentabilidad/riesgo


(Figura extraída del Paper “Fooled by Correlation” de Nassim Nicholas Taleb)


Oro.


El magnífico comportamiento del metal en la década de los 70 se ve en parte favorecido por el final del patrón oro y los movimientos especulativos consecuentes, Browne reconoce que si volviese a suceder un escenario parecido no aseguraría un resultado tan excelso. El mayor driver que impulsa la cotización es el crecimiento/decrecimiento de los tipos reales pero no es una relación directa ya que influyen otros factores como el precio del combustible y el apetito inversor (el oro suele tener una relación inversa con el dólar, vínculo que no está tan claro respecto a otras monedas). Otra inquietud de los inversores es el papel que puedan jugar las criptomonedas como sustitutivo del oro, algunos las han incorporado en función de su peso en el mercado aunque de momento el comportamiento de este activo es más especulativo que protector y con una volatilidad excesiva para gestionarlo dentro de una estrategia permanente. El recorrido es corto y veremos como evoluciona en el futuro antes de poder establecer cual será su cometido dentro de los mercados.


Imagen del libro Balanced Asset Allocation de Alex Shahidi


Una clase de activo a tener en cuenta son los bonos ligados a la inflación, su desarrollo fue impulsado por Bridgewater a finales del siglo pasado y desde de entonces los utiliza en la formación de sus estrategias al igual que otras gestoras de renombre como Troy Asset Management. A diferencia de los bonos tradicionales donde conoces la rentabilidad nominal al vencimiento, en el caso de los BLI te aseguras la rentabilidad real al vencimiento, actúa como una especie de seguro frente a un aumento de inflación imprevista, su correlación con la Renta Variable es 0, mientras que la correlación con bonos a largo plazo y oro es 0,5. Aunque solamente se tienen datos reales desde 2000 es relativamente sencillo simular su comportamiento anterior al tener una relación directa con el movimiento de tipos reales. Dadas las múltiples vertientes de la inflación diversificar los diversificadores no parece una mala opción.


Bonos a largo plazo.


Durante estos años algunos asesores han advertido del peligro del aumento de duración de los bonos al estar en tipos negativos o cercanos a cero. Es un debate abierto ya que la sensibilidad de retorno de bonos en función de cambios de tipos es mayor cuando más bajo sea el tipo de interés, no obstante esa misma característica hace que en una crisis deflacionaria su comportamiento sea el deseable. Un aspecto que si debe tener en cuenta el inversor es que el rendimiento de los últimos 40 años ha sido anómalamente positivo respecto a la historia de los mercados, y la renta fija puede permanecer durante décadas (como paso en los años 50) en términos reales negativos.


Efectivo.


Harry Browne recomendaba disponer de una parte del patrimonio fuera del país y en concreto en el asesoramiento a Permanent Portfolio optaba por una divisa refugio como el franco suizo. El efectivo, además de reducir volatilidad, aporta liquidez al mercado cuando todos los activos caen y más necesario resulta. Quizás inversores que manejen un porcentaje de cash fuera de sus vehículos de inversión y mantengan aparte su fondo de emergencia podrían reducir algo el global invertido.


Un posible asset allocation que recoge esta filosofía aprovechando la disponibilidad actual de herramientas/instrumentos sería el siguiente:


  • 15% Renta Variable Growth, 15% Renta Variable Value (o cualquier combinación de factores/sectores que tengan un desempeño claramente diferente).

  • 25% Renta fija largo plazo.

  • 15% Bonos ligados a la inflación.

  • 15% Oro.

  • 15% Efectivo.

En homenaje al primer paseo que todos damos, aunque sea mentalmente al acercarnos a invertir, le he denominado Paseante Portfolio y es adaptable con pequeños retoques al perfil de riesgo de cada uno. Siendo conscientes de que una cierta volatilidad es necesario asumir e incluso que experimentaremos algún año de pérdidas, el objetivo será conseguir en un plazo corto de tiempo unos retornos razonables que nos permitirán seguir nuestro camino de forma serena, sea cual sea la fase del ciclo que nos toque vivir.


Analizando los resultados de los últimos 50 años respecto a dos carteras con las que comparte filosofía podemos comprobar la solidez en los peores resultados (Low Rolling Returns), aunque lo realmente importante es alcanzar una respuesta robusta frente a periodos seculares habitualmente no revisados, como por ejemplo el declive deflacionario de los años 30 o el crecimiento inflacionario de los años 70.



Si queremos mejorar y al mismo tiempo simplificar la gestión nos podemos apoyar para la construcción en fondos de inversión de la familia River, asegurando de esta forma la presencia de aquellas clases de Renta Variable complementarias que mejor desempeño tengan en el periodo en el que estemos invertidos, diversificación de divisas y un posicionamiento tan defensivo como la Cartera Permanente en el caso de exposición a una crisis duradera.


River Walker podría componerse de la siguiente forma:


- 60% MyInvestor Cartera Permanente.

- 15% River Global.

- 15% Bonos ligados a la inflación.

- 10% Renta fija a largo plazo.


E incluso adaptarse a perfiles de riesgo más orientados a crecimiento incrementando la parte de Renta Variable hasta un 40% sin perder el equilibrio entre los diversificadores protectores.


River Walker Advanced:


- 60% MyInvestor Cartera Permanente.

- 25% River Global.

- 15% Bonos ligados a la inflación.


Como recitaría de forma magistral Antonio Machado:


Caminante, son tus huellas

el camino y nada más;

Caminante, no hay camino,

se hace camino al andar.

Al andar se hace el camino,

y al volver la vista atrás

se ve la senda que nunca

se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino

sino estelas en la mar.


Andrés


Palma de Mallorca, agosto de 2022.


Andrés Bauzá (Madrid, 1968) es Ingeniero de Caminos de formación y cuenta con más de 20 años de experiencia como Director Comercial y Territorial en el Sector de la Prevención de Riesgos Laborales. En la actualidad vive semi retirado en Palma de Mallorca disfrutando de sus intereses; literatura, cine, psicología... e inversión. A fecha de publicación de esta artículo Andrés es partícipe de River Patrimonio y MyInvestor Cartera Permanente.


 

Descargo de responsabilidad


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